¿Qué es importante entender en el presente para el ser humano?
Para todas las personas del planeta es esencial la libertad de reconocer y atesorar su propio ser y el resto de seres.
¿Qué significa atesorar?
El atesorar o valorar es encontrar una apreciación mental que permite descubrir el detalle que es evidente o el detalle que no es evidente para que sea posible hacer que el otro se sienta mejor; si no se utiliza la mente para generar un estado de ánimo positivo en los demás, lo que se siente es aburrimiento.
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No se está aburrido cuando se logra estar alerta y alegre; si se está alerta utilizo la mente para cambiar el estado de ánimo de los demás, utilizando palabras que tengan que ver con la valoración del otro, se trata de comunicar a las personas más afines qué es lo que más se valora de ellos, qué es lo que más útil se considera de ellos y eventualmente, qué es lo más bello que vemos en ellos.
¿Por qué es importante atesorar y valorar a los demás?
Cuanto más se habla de estos tres elementos, mientras más se valora a los demás, su estado de ánimo cambia y su forma de relacionarse cambia en la misma forma; cuando de este modo, se logra que los demás tengan un estado de ánimo óptimo, una alegría ligera con un estado de tranquilidad real; las relaciones que cultivamos comienzan a regalarnos una estabilidad también real.
La estabilidad es la facultad del “ser sensato” y poder
disfrutar a otros seres humanos y no solamente atender el objetivo que
promovemos.
Si solamente atendemos al problema entonces nos convertimos
en un recurso y si sólo somos un recurso sentiremos que somos útiles, más si
sentimos que somos útil pero no valiosos, entonces no extraemos
satisfacción de la labor y servicio a los demás.
La tarea entonces, es enfocarnos en hablar en tantas
oportunidades cómo encontremos con las personas que apreciamos sobre lo que más
valoramos y de aquello bello y útil en ellos.
Cuando tengamos internalizada esta tarea, cuando incluso encontremos la motivación natural porque ya empezamos a ver los cambios que esta actitud produce en nosotros y en nuestro entorno, será momento de iniciar una segunda etapa, y es poder hablar a los familiares más cercanos, y hablar acerca de qué es lo que atesoramos de ellos.
La importancia de valorar a los seres queridos antes de que sea demasiado tarde.
La única garantía que tenemos en la vida es que la muerte también es una garantía, entonces…
¿Por qué todos sentimos dolor en el momento de la muerte de
un ser allegado?
En esencia, es porque no sabemos otorgarnos el placer de
disfrutar a los seres que amamos; cuando tenemos ese ser querido muerto ante
nosotros, entonces es cuando nos damos cuenta de lo sencillo que es, el
descubrir formas de placer en el haber disfrutado ese ser que ya no está para
nosotros.
¿Qué dicen las lágrimas ante la muerte?
Hablan del lamento de no tener nuevos momentos de compartir, del hecho de añorar la posibilidad de haber sido más honesto, de haber generado mejores momentos de compartir, entonces, todo estaría más en orden.
Evitar esto es esencial, empecemos por hacer una lista de todos los seres queridos donde podamos escribir porque no sólo lo valoramos sino porqué lo atesoramos, porque realmente representa para nosotros una fuente de placer, de gozo y satisfacción.
Cómo se puede llevar la actitud de atesorar y valorar al ámbito laboral.
En el ámbito laboral hace falta que cambiemos el estado de ánimo, sencillamente porque es la razón más poderosa para que cambie la perspectiva de los demás sobre nosotros; enfocamos nuestra mente, incluso en una forma mecánica a hablar de lo más maravilloso de los demás, aquello que más valoro y desde ahí hemos de madurar nuestras palabras a hablar sobre lo que, en verdad, es significativo en el otro. Hablamos realmente del gozo que nos trae servir al otro; hablamos realmente de la valentía que demuestras antes tus circunstancias, hablamos realmente de la admiración que tenemos por cualquier actitud de ser que tenemos delante, que legítimamente apreciamos en una forma precisa.
Si nos comunicamos con apreciación refinada, subiendo el
estado de ánimo de los demás, si entendemos que el objetivo es lograr una
determinada circunstancia, la de llevar a un ser humano a que sienta desde su
centro y desde su esencia; entonces habremos cambiado el momento presente
que es la existencia real de alguien más.
Si no apreciamos el momento, entonces nuestro propio ser no se aprecia ni se reconoce, tampoco nuestras relaciones con la familia y por ende nuestras relaciones laborales. Todo nace de la esencia de nuestra actitud ante nuestra realidad.
Cuando no hablamos de lo mejor de nosotros mismos, cuando no
hablamos de lo mejor de los demás, no adquirimos la práctica, la naturalidad
para expresar palabras de apreciación, y la rutina se establece en nuestra
vida, entonces…
¿De dónde nace la rutina?
De habernos enfocado en gestar soluciones ante un objetivo y una necesidad sin atender la necesidad del Corazón y del equilibrio interno de los demás.
De este modo, la rutina nunca está en el ámbito laboral, no
está en el ámbito de nuestra familia, está en nuestro propio Corazón.
Inventario de Vida y para nuestro Corazón.
El inventario de todos los logros de nuestra vida, de todos nuestros aciertos, de todas nuestras conquistas, de todas nuestras victorias emocionales y materiales, todo esto, se pone por escrito y visible en un lugar que nos complazca y junto a esto ponemos también los nombres de la familia más cercana, donde día a día, ponemos una palabra o una oración de sus logros, aciertos y conquistas que le reconozcamos; si hacemos visible o evidente lo que más valoramos de nuestro ser y lo que más valoramos de los demás, cambiamos la atmósfera de nuestro hogar y de nuestra familia.
Eres dueño de tu actitud y de promover en tu familia y en cualquier ámbito una atmósfera de crecimiento y plenitud. |
¿Qué es la Atmósfera en la familia?
La atmósfera es el compartir de sentimientos gestados, en este caso, por nuestra actitud; la actitud es cómo reconocemos a la familia, como una fuente de placer o bien, como la desconocemos en pos de objetivos que atendemos con dedicación y como la escusa que nos mantiene distraídos de los maravillosos seres que forman nuestra familia.
La tarea es hacer visible y evidente cómo nuestra consciencia puede encontrar lo mejor del pasado, de lo contrario, nuestro ego será el que encuentre todos los fracasos del pasado que nos sostienen en un continuo acondicionamiento; este acondicionamiento es una repetición de nuestro diálogo mental de todo aquello que no nos ha ido bien, de cómo es que no estamos cerca de un estado emocional optimo, ese diálogo mental es la esencia de toda rutina, es decir, se trata de hacer cuestiones objetivas que bajen, oculten, o sublimen todas las emociones que nos dicen, queremos más, nos merecemos más.
Cuando cambiamos la dinámica del ego, convertimos el ego en un juego, un juego que se trata de la práctica de lo sencillo fundamentado en utilizar y disciplinar nuestra sensibilidad.
Para disciplinar esa sensibilidad hemos de ganarle al fundamento del ego que es el temor al rechazo, el temor a la falta en los demás de una reacción apropiada hacia nosotros.
Si le ganamos al ego, reaccionaremos dando a las personas que nos rodean elogios y reconocimientos, si le ganamos a nuestro ego, hemos de utilizar la misma sensibilidad nada más que disciplinada para hacer el inventario visible de lo mejor de nosotros y de nuestra familia.
Es así que, quienes seríamos nosotros si nos atrevemos a
dejar en claro, incluso a través de escritos las destrezas singulares que nos
llevan a admirar a los demás, tanto sea en lo personal, familiar o en lo
laboral.
En los templos espirituales de China se decía “Admiro y
Aprecio”, se ponía el nombre de la persona y a continuación todas sus
cualidades, las conductas que permitían saber que es un tesoro en los demás,
por su forma de ser.
Cuando nos especializamos en este proceso que podemos llamar
“Alquimia”, y es practicar en forma mecánica el dar elogios y
reconocimientos en todos nuestros ámbitos de vida, escribir todos nuestros
logros y aciertos; y cuando así lo hacemos saben los aludidos que apreciamos su
totalidad humana y no que somos una máquina que sencillamente atiende al
objetivo y desatiende al reconocimiento que todo hacemos por nuestra presencia.
¿Qué es nuestra Presencia?
¿Qué es el Ego?
El ego es la voz y la sensación interna de parálisis que nos
lleva a nunca más intentar y si por los fracasos y acondicionamientos del
pasado no volvemos a intentar conectar en una forma clara con el resto de los
seres humanos, entonces nuestra mente atenderá la tarea mas nuestro Corazón
no estará conectando con los demás Corazones.
Es así que, reconoceremos la dinámica de la tarea a precisión, podremos sintetizar todos los pasos, podremos incluso llegar a ser valorados por nuestra impecabilidad en el servicio que realizamos, pero, sin embargo, insatisfechos estaremos.
Cuando no intentamos cambios, el ego nos ha aprisionado en un
laberinto mental; el verdadero desafío es el dejar de analizar todas las
razones coherentes que nos puedan decir porque no tendré el impacto que
pretendo.
Hemos de ser profesionales en utilizar la mente para atender el objetivo, donde ese objetivo es el gestar una nueva atmósfera donde la persona se sienta reconocida como un auténtico ser humano; esto es la esencia del vivir.
La apreciación es la escuela básica del afecto, el afecto se madura al cariño y el cariño se convierte en amor y el amor no es más que el placer de demostrar ternura y calidez.
Cualquier ámbito de nuestra vida es aburrido sino tiene calidez, hemos de cultivar el arte diestro de la mente disciplinada para enfocarnos en los detalles inherentes a generar una atmósfera positiva, y no detenernos ante la ilusión del rechazo o por la falta de apreciación de la persona; y esto hemos de hacerlo por nuestro propio Ser, porque dar es ya tener y sostener nuestro propio equilibrio interno.
Nada cambiará hasta que la calidad y la objetividad por la que servimos e interpretamos el mundo no nos permita hacerlo desde una bondad y una apreciación real por todo nuestro entorno y haciéndonos responsable del impacto que genera, incluso, nuestro silencio ante los demás.
Beneficios de estas tareas.
Cuando hacemos en forma consistente estas tareas de dar elogios y reconocimientos en todos nuestros ámbitos de vida, llegamos y permanecemos en un equilibrio emocional mayor e insuperable, la tensión se transforma en la atención del detalle, todas nuestras experiencias la sentimos cómo un regalo, un recurso o un privilegio.
¿Qué es lo opuesto?
Lo opuesto a un regalo es una carga, lo opuesto de un recurso es el desgaste de tener enemistades, lo opuesto de un privilegio es el hecho de sentir un rechazo ya continuo.
Cuando esto ocurre, empezamos a preguntarnos porqué es que la
carga y la falta de apreciación de los demás hace que la vida sea menos plena
de lo que nos merecemos.
La tarea es fácil, quien la hace ve su vida transformada; se
trata de practicar una sensibilidad de apreciación y con el tiempo una
sensibilidad de admiración, quienes aprecian y se maduran a admirar a los
demás nunca se sienten en la ilusión de la soledad, ya sea estén en pareja o no, nunca se sienten que se es
distinto, tan distinto que parece que no hay un lugar concreto para nosotros.
El último paso es engrandecer, el ego engrandece lo pequeño que está fuera de orden y lo grande que está en orden lo hace pequeño; se trata de cambiar la dinámica, el valorar a los demás aunque pueda ser en forma superficial y luego madurar a atesorar a los demás, que es darle el crédito a alguien de que ha transformado nuestra vida en una mejor realidad, darle el crédito a alguien que nos está haciendo el camino fácil, que nos está generando un impacto positivo y esto tiene como efecto que los demás nos escuchen, hace que los demás honren en una forma rápida nuestras peticiones, hace que los demás realmente muestren el placer que les da el darse y dar muestras de cariño y afecto.
Principio Espiritual.
Quien no agradece lo poco que tiene, no merece lo mucho que pide.
No es cómo cambiamos nuestra relación, es cómo generamos
una dinámica de gratitud.
La amplificación de la energía femenina que en el próximo futuro regirá en todo el planeta, está haciendo que el ser humano sepa que la calidad sin calidez hace que la vida sea una tortura.
La madurez psicológica y espiritual es la práctica de palabras y acciones coherentes para cambiar la atmósfera y honrar que el compartir y atesorar es vital para sentirnos feliz.