La Contemplación: Descubre la Belleza y la Grandeza Interior. Claves en el Camino de Crecimiento Espiritual.

Desarrollando la Conciencia y la Presencia en nuestra Vida.

La conciencia, ese elemento vital en nuestro desarrollo personal y espiritual, se convierte en un conocimiento que se suma al intelecto para impulsar nuestro crecimiento interior. Pero,

¿Qué es lo realmente esencial?

Lo vital radica en nuestra Presencia, en mantener una actitud sostenida en la neutralidad o en la alegría, como una manifestación genuina de nuestro autodominio.

Esta enseñanza nos ha sido transmitida por los antiguos maestros y las escuelas iniciáticas a lo largo del tiempo. 

Constituye la esencia y la base fundamental para generar linajes y asegurar la integridad de las metodologías que abarcan la totalidad de nuestro ser: cuerpo, mente y corazón.

Mensajes de Amor y Paz Interior.
Descubre la Grandeza y la Belleza a través de la Contemplación.

Ahora bien,

¿Cómo podemos desarrollar la realidad de nuestra conciencia en nuestra vida diaria?

La respuesta radica en dedicarnos a observar atentamente lo que brilla en nuestro ser, aquello que realmente nos hace brillar.

Este resplandor es reconocido como la presencia natural del equilibrio, un estado en el cual nos sentimos en armonía con nosotros mismos y con el entorno que nos rodea. 

Sugerimos, como primera tarea, que llevemos un sencillo inventario semanal donde identifiquemos todo aquello en nuestra vida donde el equilibrio natural refleje la presencia divina

Este equilibrio natural, caracterizado por la ausencia de esfuerzo, es un claro indicador de autodominio. 

Es la manifestación evidente de que hemos integrado el conocimiento y nos apoyamos en nuestros corazones, además de nuestros intelectos, para valorarnos a nosotros mismos y experimentar una auténtica maestría personal de manera tangible. 

La segunda tarea que sugerimos es observar el equilibrio natural que, en realidad, no necesitamos mantener a través de nuestras propias necesidades.

Podemos fortalecer esto sencillamente expresando gratitud diariamente por las virtudes y talentos de las personas que nos rodean. 

Al despertar y al dar gracias por la vida, nos liberamos de las preocupaciones sobre el significado de la experiencia.

Podemos potenciar esto al agradecer por las virtudes y talento de las personas, creando así,  una frecuencia en nosotros que nos permite pasar de experiencia en experiencia, con verdaderos contextos, no sólo de  nuestros pensamientos puros, sino también en el compartir puro. 

El compartir puro implica la capacidad de reconocer y aceptar a aquellos maravillosos seres que consideramos nuestra familia espiritual. 

Esta evolución bendita nos permite encontrar placer en el simple hecho de estar vivos. 

Quien extrae placer de la vida, ya sea a través de la contemplación del equilibrio natural o de las virtudes y talentos ajenos, experimenta la ausencia de preocupaciones, ansiedades y transiciones críticas, lo cual garantiza un crecimiento sin excesivos esfuerzos.

 

Agradecer por la vida al despertar cada día es fundamental. 

Estos pensamientos o comentarios hacia nosotros mismos, expresados de manera íntegra, traen consigo una auténtica presencia de armonización. 

La primera virtud siempre es la humildad, seguida de la armonización, que se relaciona estrechamente con la elegancia, una bendita capacidad necesaria para llegar a la esencia, la presencia y la conciencia de los seres que nos rodean. 

Acercarnos a expresar estas virtudes transforma un momento ordinario en uno inolvidable, donde manifestamos, tanto en nosotros como en los demás, el placer de estar vivos y la sensación de que no hay barreras ni separación alguna. 

Cualquier conocimiento que no nos permita desarrollar una intimidad mayor de forma voluntaria nos mantiene alejados de una integración real de todo el conocimiento adquirido.

Si no somos habilidosos para reconocer el equilibrio natural, si no somos capaces de establecer conexiones profundas de amor a Dios con los seres que nos rodean, entonces no hemos integrado todas nuestras experiencias. 

La armonización es la distinción entre imagen y semejanza. 

  • La imagen es crecer en la evolución. 
  • La semejanza es la ascensión. 

La imagen es la capacidad de experimentar y crecer, mientras que la semejanza es la capacidad de madurar, permitiéndonos responder como deseamos ante los estímulos tradicionales.

En esta posibilidad de respuestas, permitimos que nuestro brillo interno se exprese de forma natural. 

Aquel que busca experiencia tras experiencia de crecimiento tiende a depender en exceso de su comprensión.

Cuando algo escapa a su entendimiento, se genera un desequilibrio mayor que sacude las raíces de su estructura mental. Además, esto puede generar niveles significativos de ansiedad, soledad y aislamiento, llevándolo a un desequilibrio innecesario. 

La semejanza es la madurez de responder no solo con mayor equilibrio, sino también deteniéndonos en el "baúl" de la ascensión crística para extraer de él una máscara llamada "la santidad" o "el brillo interno". 

Es importante que sugiramos una tercera y valiosa tarea adicional en nuestro camino de crecimiento espiritual: la Contemplación.

Explorando la Belleza y la Grandeza a través de la Contemplación: Descubre tu Potencial Divino.  

¿Qué implica la Contemplación? 

La contemplación consiste en buscar la belleza y la grandeza presentes en cada persona que nos rodea. 

La belleza se encuentra en la pureza, mientras que la grandeza se manifiesta a través de la transparencia y la ejecución impecable de nuestras propias acciones, así como de las acciones de los demás. 

Cuando enfocamos nuestra atención en lo puro, lo transparente, lo perfecto y lo hermoso, permitimos que todas nuestras facultades divinas se expresen plenamente, sin necesidad de adquirir más conocimiento. 

A menudo, aquellas personas que poseen poderosas capacidades espirituales creen que requieren justificación externa o conocimientos aislados que han tomado décadas en asimilar. Sin embargo, la verdad es que ellos mismos son el conocimiento que han adquirido y amado, lo cual les permite liberar plenamente sus facultades internas. 

No olvidemos que cada uno de nosotros posee un tesoro interno de sabiduría y potencial divino. La contemplación nos ayuda a reconocer y honrar este conocimiento interno, permitiendo que se exprese en su máximo esplendor. 

Invitamos a todos a practicar la contemplación como un camino hacia la comprensión más profunda de nosotros mismos y de los demás. En esta búsqueda de belleza y grandeza, descubriremos la plenitud de nuestras facultades divinas, creando así una experiencia de vida enriquecedora y transformadora. 

¡Que la contemplación nos guíe hacia la belleza y la grandeza interior que todos llevamos dentro!