Equilibrio y Armonía: Los Cuatro Principios para Relaciones Positivas.
Para descubrir si nuestros corazones están en equilibrio, debemos aceptar una premisa fundamental: cada vez que señalamos a alguien con un dedo, tres dedos apuntan hacia nosotros.
En nuestras relaciones con seres
queridos, evaluamos la pureza, calidez y honorabilidad de nuestras acciones
para crear un impacto positivo en quienes nos rodean, fomentando la paz y la
armonía de manera natural.
¿Cómo logramos esto?
Se basa en cuatro principios
diseñados específicamente para elevar nuestra energía y lograr la claridad
mental necesaria para guiar nuestras acciones y decisiones de manera efectiva.
Fomentar Paz y Armonía con cuatro Principios de Equilibrio. |
La Importancia de la Actitud en la Educación de nuestros Hijos. Dharma y Karma.
Como padres, a menudo ofrecemos consejos y tratamos de guiar y disfrutar con nuestros hijos, buscando su comodidad.
Esto es loable, pero nada supera la importancia de la actitud que influencia en el subconsciente de los pequeños.
¿Qué comprende este enfoque?
Incluye nuestras acciones cotidianas, la conversación que tenemos con nuestro cuerpo, ya sea tararear una canción durante el día o llevar un rostro tenso.
Incluye también la mentalidad
que nos permite apartar nuestras responsabilidades y jugar con nuestros hijos,
o preocuparnos en exceso por su futuro, sin reconocer que el mañana tiene la
misma calidad que el presente.
La verdadera pregunta radica en:
¿Cómo experimentamos la calidad de nuestro presente?
Vamos a hablar sobre dos elementos cruciales: Dharma, la actividad que nos brinda felicidad, y Karma, las luchas mentales por seguir nuestros deseos sin comprender el camino suave hacia la legítima felicidad.
Existen virtudes como la Pureza Divina, la Apertura Divina y la Entereza Divina.
¿Pero qué representan sus
contrapartes, las ilusiones del karma?
El opuesto de la pureza es la intranquilidad, el de la apertura es la duda y el de la entereza es la incertidumbre del futuro.
¿Qué mensaje nos transmiten estas diferencias?
Nuestro karma es el legado que dejamos a nuestros hijos, mientras que nuestro Dharma es el legado que les ofrecemos. Karma es lo rígido, Dharma es lo fluido.
Cuando permitimos que la intranquilidad, la duda constante y la incertidumbre del mañana tomen el control, ¿Qué ocurre?
Experimentamos una sensación de falta de dominio sobre el presente, y nuestras oraciones se vuelven plegarias llenas de temor, en lugar de la certeza de que Dios es real y ejerce un impacto en nuestra realidad.
Cuando estas tres ilusiones se unen,
¿Qué sucede?
Terminamos delegando la responsabilidad al universo, esperando que nos presente desafíos para que podamos expresar nuestra virtud interna.
Sentimos que la vida nos exige, y que no estamos viviendo el presente en toda su profundidad.
Entre las doce virtudes, destacan la pureza, apertura y entereza.
Durante un mes, expresar gratitud y
bendiciones hacia estas virtudes puede transformar nuestra conciencia y nuestra
perspectiva del placer en la vida.
El presente se vuelve más claro, más transparente, y nuestra necesidad de resolver numerosas circunstancias y problemas en nuestro entorno disminuye.
De hecho, muchos problemas
cotidianos se resuelven o simplemente desaparecen cuando no les prestamos
excesiva atención.
La práctica de agradecer y bendecir las virtudes divinas en nuestro corazón nos ayuda a discernir entre lo real y las ilusiones.
Estas ilusiones son reflejos de aspectos no refinados de nuestra conducta humana, que nos hacen creer que debemos prestar atención constante a algo externo.
Esto nos lleva a una comprensión importante: si deseamos que nuestros hijos sean como nosotros, no solo en palabras, sino en acciones, debemos perfeccionar nuestras propias acciones al máximo.
Amar a alguien implica crear un
espacio seguro donde esa persona pueda moverse libremente y cometer errores, ya
que es a través de esos errores que aprende y crece.
Cuando alguien actúa de manera censora o preocupada por mantener todo bajo control, en realidad está transmitiendo una falta de confianza.
Su inquietud interna los lleva a
imponer su voluntad para evitar cualquier circunstancia que puedan percibir
como problemática en la vida de la persona amada.
Si creemos en la existencia de Dios y tenemos una fe sólida en esa creencia, nuestra responsabilidad se convierte en disfrutar al máximo de nuestros seres queridos.
Debemos elogiarlos y reconocer todos los aspectos que funcionan correctamente en ellos.
Disfrutar de ellos nos permite conectar con sus habilidades y áreas en las que necesitan mejorar.
Al elogiarlos y reconocer sus
logros, fortalecemos su autoestima y auto aprecio.
Al elevar su auto aprecio y enfocarnos en lo que está en orden, disminuimos la atención sobre lo que no lo está.
Esto abre canales efectivos de comunicación, lo que permite que el ser amado escuche nuestras peticiones sin necesidad de invertir una gran cantidad de energía.
El Amor Verdadero: Fomentar el Crecimiento a Través del Respeto y la Confianza.
El camino hacia la felicidad es simple.
La pregunta que surge naturalmente es:
¿Cuánto disfruto de mis seres queridos cada vez que tengo contacto con ellos?
Una vez que nos hacemos esta
pregunta, debemos actuar de manera coherente y realizar al menos una acción
diaria que nos permita disfrutar de su compañía.
Esto es algo que debemos hacer por el resto de nuestras vidas, sin importar cuánto tiempo dediquemos a esta acción.
Se dice que una persona que genuinamente disfruta de sus familiares durante unos minutos al día cancela las lágrimas el día en que puedan fallecer.
Las lágrimas son un reflejo de la intranquilidad, la deshonestidad y la falta de aprecio práctico hacia quienes nos rodean. La tristeza, por otro lado, surge cuando posponemos manifestaciones reales y sinceras de amor hacia los demás.
El amor es un sentimiento grandioso, pero a menudo ambiguo.
El amor genuino y práctico se experimenta a diario cuando conectamos con la mente, el cuerpo y el corazón de aquellos que son importantes en nuestro viaje de crecimiento espiritual.
Elogiar y reconocer a los demás es una forma efectiva de aumentar su autoestima y reducir su agitación interna.
Cuando elogiamos y reconocemos a un niño con alta energía, naturalmente fomentamos su crecimiento, neutralizamos su inquietud interna y promovemos una regeneración física completa.
Basta con visitar a un padre con
un hijo en el hospital para comprender que aquellos que están profundamente
preocupados y reflejan dolor constante sobre sus hijos rara vez ven mejoras
milagrosas.
La preocupación y el dolor
bloquean la energía vital de otro ser, especialmente en los niños.
E l Poder Transformador de
Apreciar, Elogiar y Reconocer en la Salud y el Bienestar.
Apreciar, elogiar y reconocer son
acciones que sellan todo lo positivo en un niño o en cualquier otro ser.
Esto tiene un impacto profundo, incluso en la salud de los niños. Cuando alguien amplifica lo positivo en mí, mi salud y bienestar general se benefician.
La sensación de que alguien valora lo mejor de mí amplifica naturalmente la salud en cada órgano de mi cuerpo.
Este estado de salud positiva ayuda a disipar las frecuencias negativas, como la enfermedad.
Recuperar la salud física, la estabilidad mental y la paz emocional implica seguir tareas específicas, como las que se detallan en “Los Cuatro Principios”.
Comienza por preguntarte:
¿Cómo puedo servirte?
y, con el corazón abierto, actúa en consecuencia. La gratitud constante y las bendiciones directas son fundamentales.
La clave está en disfrutar,
elogiar y reconocer continuamente a la otra persona, de modo que tu presencia
sea un auténtico placer para ellos.
En el caso de un niño, te conviertes en el dulce más dulce, en el juguete más preciado.
Todos los seres, incluyendo a los más pequeños, responden de manera natural al afecto y al amor que sus padres les brindan.
Estos sentimientos se registran profundamente en el núcleo de sus corazones.
Cuando nos esforzamos por mantener una actitud mental positiva y actuamos de manera positiva, creamos un ambiente propicio para que las demás personas busquen una comunicación natural.
Esto a su vez genera respuestas
tranquilas y relajadas a nuestras peticiones.